sábado, 30 de enero de 2010

Lecciones de vida, Antonia

A ver, el 99.9 por ciento de la gente que se sube al taxi, lo primero que te dice es que lleva mucha prisa, que si puede ser, te saltes unos cuántos semáforos, atropelles al abuelete que le ha cambiado el semáforo antes de que le de tiempo a cruzar, y si hace falta le des al botón escondido y el taxi despliegue las alas y salte por encima de los atascos. También que le lleves por el camino mas corto y el mas barato.

Más o menos así ha sido mi última carrera de hoy, unos 3.45 euros tras una hora esperando en la parada. Luego se te queda la cara que se te queda cuando te dejas estresar por la prisa del señor o señora que llevas detrás, y resulta que tarda más en bajarse de lo que tú has tardado en llevarl@. De esa guisa he llegado a casa a hacer el relevo con mi jefe, un poco desanimada, ¡para qué nos vamos a engañar!.

Al ratico suena el tl;

¡Marisa no te lo vas a creer!, llevo conmigo a una clienta que se ha subido y me ha dicho;


A tal lugar, pero vaya por el camino mas largo que no quiero llegar hasta las 21.01.


El caso es que ha sido muy divertido porque a clienta y jefe, (que de paso es mi marido), no se les ha ocurrido otra cosa para matar el tiempo, puesto que el camino no daba mas de sí,(Murcia es muy pequeñica) que llamarme y contármelo, jaja.

Entre las risas y en la brevedad de una llamada telefónica, Antonia que así se llama la clienta, ha sido capaz de transmitirme una fortaleza increíble, un humor envidiable y una lección de vida. Una mujer luchadora de las que se baten en duelo con la enfermedad y les plantan cara, sabedora de la importancia del tiempo, necesitaba el suyo para estar preparada para una cita importante para ella. Quizás Dios ha querido que ese tiempo me lo dedicara a mí para reírnos juntas de cosas de la vida y de mujeres, y de paso darme una lección de vida.

Que todo te vaya bonito Antonia,


con cariño Marisa

martes, 26 de enero de 2010

Los peligros de pensar en voz alta

Esto de conducir un taxi, tiene su punto. Me encanta imaginar las vidas de los pasajeros por sus conversaciones, sus gestos, sus modales y sobre todo, sus silencios. Son los que mas juego dan a la imaginación.

En los primeros días acostumbraba a parar en la misma parada, Martínez Tornel. Reparé en un señor de edad avanzada, que bien podía ser un personaje sacado de cualquier novela tipo “La sombra del Viento”. Todos los días y la misma hora le veía aparecer, con semblante serio pero tranquilo, bien vestido aunque un poco fuera de época, coger taxi y dirigirse a su destino.

Un día me tocaba el turno cuando llegó;
Buenas tardes; c/…., nº..

La Gran Vía, tiene un solo carril en sentido contrario a los demás para uso exclusivo de bus y taxi. Tenía que circular por él para llevar al señor a su destino, pero nunca lo había hecho. Justo delante de mí, un autobús. Y lógicamente cada vez que el autobús paraba, yo también. Y en estas estaba yo pensando.. que poco sentido tenía coger taxi en vez del bus si tenía que hacer las mismas paradas, cuando se me va la pinza y expreso en voz alta ¿se podrá adelantar aquí?.

De pronto escucho;

Si no lo sabe usted señorita.., yo no tengo el carné.

Disculpe caballero, solo pensaba en voz alta. Es que soy nueva, por explicar un poco los colores que acudieron a mi rostro, jaja.

Y es que no es ninguna tontería eso de ser nueva, se mete la pata con una facilidad asombrosa, pero también arranca las sonrisas de los pasajeros. Era lo que yo decía; mis pasajeros otra cosa no, pero reírse se ríen, hasta los mas serios y novelescos.

viernes, 22 de enero de 2010

"Con la iglesia hemos topado"


Cuando te sucede una situación “rara”, normalmente te quedas “a cuadros” en ese momento pero después ya no le das mas importancia. Pero cuando esa misma situación se repite, ya comienzas a pensar y a sacar conclusiones.

La reacción de la gente al subirse al taxi y ver que eres mujer es de lo mas variado. La más común es de sorpresa, tengamos en cuenta que en Murcia apenas somos diez mujeres de trescientos taxis. Por lo general las señoras exclaman; ¡que bien, una mujer, es la primera vez que veo una en esta ciudad!. Los hombres suelen ponerse tensos. Aunque recuerdo a un señor mayor, que cuando se percató de mi presencia exclamó ¡que bien, es mucho mas agradable que le lleve a uno una mujer que no “una cara feroz”,jaja.

Pero voy al tema; verano, estación de autobuses, la primera. Sale un señor con un bolso de viaje, pide taxi y le indican que el primero, le veo venir por el retrovisor, me bajo y abro el maletero. Se queda inmóvil frente a mi, yo haciendo un amago de coger la maleta para meterla en el maletero, él con rostro serio, como si se hubiera petrificado.
¿Quiere taxi? Si, pero sigue inmóvil. El compañero que se había percatado de la situación interviene ¡hombre, si quiere le puedo llevar yo pero seguro que la compañera le lleva igual!. Por fin reacciona, me da la maleta y sube al taxi. Intenta excusarse como puede, que si es que no esperaba que fuese una mujer..etc.. Le resto importancia al tema, destino; una iglesia, profesión; sacerdote. Hasta aquí todo bien, lo olvidé pronto.

Dos semanas más tarde; parada de RENFE, la primera. Veo venir a un señor bien vestido con una maleta, cuando creo que va a coger taxi y me dispongo a abrir el maletero, hace un giro inesperado y continua recto por la acera hasta llegar a la mitad de la parada, yo también me giro extrañada pues juraría que se dirigía a los taxis, le sigo con la mirada y para mi asombro entra a la parada por la mitad de esta, justo donde está el paso de peatones y dice ¿taxi?. Me cruzo de brazos conteniéndome la risa y le digo;
Da lo mismo por donde venga, me toca a mi, jaja.

Este no se disculpó ni intentó disimular su malestar, destino; su iglesia

Y digo yo, ya existe la línea rosa ¿creamos la línea eclesiástica?

Claro que conmigo no podéis contar.

lunes, 18 de enero de 2010

¡Hala! a ver la tele

Mira que me metí en el coche, que me dió la risa, pero nada, cuando mas tranquila está una, alcachofa, cámara y rodando. Véase video, minuto 6.50, medidas de seguridad en el taxi.



Noticias Murcia.(18/01/10).


La Seguridad en el taxi


Ahora que se habla en Murcia de implantar cámaras de video y de otras medidas para la seguridad de los que nos dedicamos a este trabajo, voy a contar una anécdota que me sucedió este verano.

Llevaba un buen día, y por lo tanto algo de dinerillo encima, no como ahora que pobre del que se le ocurra atracarme, lo veo dándose cabezazos en el taxi. El caso es que a última hora me sale un viaje a la costa. A la vuelta llamo a mi “jefe” y me dice;

- Pásate por el Hospital Virgen de la Arrixaca (justo al bajar el puerto de la Cadena) que son casi las once de la noche y a esa hora ya no hay autobuses y seguro que te bajas a alguien a Murcia.
- Pedro, mira que tengo un pálpito, seguro que para un día bueno que llevo me atracan.
- Anda déjate las tonterías, que pálpito ni que pálpito, jaja.

Allá que me voy a la parada de taxis, ni un alma por allí, y yo con mi pálpito, el coche en marcha, las puertas cerradas, y en alerta. Olvidaba decir que llevamos detrás una pantalla de publicidad que en ese mes las teníamos instaladas pero todavía no le habían metido la tarjeta de publicidad, con lo cual parecía un dvd, o algo similar.

A los pocos minutos me llega un chico joven, bien vestido con una chica de aspecto más pintoresco y me dice;

-¿Nos llevas a la feria?
- Suban

Me pongo en marcha y les pregunto por donde prefieren, me indican que por la autovía.
Aún no me había incorporado cuando le dice la Lola al Manuel


-¿Entonces ayer robasteis la furgoneta esa que os gustó o no?
- Calla Lola.. que yo no he robao na,

Salta el Manuel y me dice; ¿esto es un dvd?. ¡No! Exclamo yo rápidamente, pensando coño que me lo desmontan…jaja.

Continuo mi camino, escuchando la conversación, y con mi pálpito, y a to esto que suspira la Lola y dice;

-Manuel, me voy a meter a taxista
- Calla Lola, tú estás loca, tú no sabes to la gentuza que sube aquí.

Jajaja, “Cosas veredes amigo Sancho”

viernes, 15 de enero de 2010

La policia y yo

Lo que voy a contar me sucedió también este verano, por aquel entonces trabajaba todo el día, y cuando llevas unas horas de mas conduciendo y encima eres un poco despistada pues pasan estas cosas.

Era por la tarde, los primeros síntomas de cansancio aparecían, así que pensé en dirigirme a casa y dar por terminada la jornada laboral. Cojo la autovía, (y por la costumbre), me salgo en la salida que va a la parada de RENFE en vez de a mi casa.

Digo; bueno, voy a pasar por allí y si no hay muchos taxis me quedo y hago la última y si veo que hay muchos pues sigo recto y a casa. Efectivamente, en esto que me aproximo veo que la parada está llena, así que me meto por el carril exterior y cuando llego al final veo a un municipal moviendo un luminoso. Pues no se me ocurre otra cosa que decirle al municipal adiós y seguir recto.

No había andado dos metros y escucho ¡como que adiós! ¡ya volverás ya!
En ese momento miro hacia delante, y veo un autobús averiado en medio de la calle impidiendo el paso. Digo ya está, me va a poner un multazo que me va a levantar en peso. Doy marcha atrás y cuando llego a su altura, le digo;

-Lo siento mucho, no me he dado cuenta.

-¿No te has dado cuenta?, te desvió la dirección con el luminoso y no se te ocurre otra cosa que saludarme.. Pues nada, decía él, ya la saludaré yo cuando vuelva, porque volver va a volver, eso seguro…jaja.

Yo notaba la sangre quemándome las mejillas,él intentaba mostrarse serio pero se reía, debió pensar las hay torpes pero esta se lleva la palma..jaja. Y por supuesto yo hubiera querido de nuevo que la tierra me tragase, la verdad es que los dos primeros meses al volante lo deseaba casi todos los días.

jueves, 14 de enero de 2010

¿Crisis en el taxi?


Murcia, mes de agosto, 43ºC a la sombra, la primera en RENFE, por aquello de ser un lugar de paso, porque por la ciudad esos días, no es que no haya trabajo, es que por no haber no hay ni gente.

Leo un libro, me bajo del coche, vuelvo a subirme, sigo leyendo. El aburrimiento comienza a hacer mella, miro por el retrovisor y veo acercarse a una señora con una maleta. Inmediatamente me bajo del coche, me dirijo a la parte trasera, abro el maletero, agarro la maleta, y en esto que voy a echarla al maletero, la señora me mira con los ojos abiertos de par en par con expresión de asombro y con voz entrecortada e indecisa me dice;

“Si yo iba al autobús”

Disculpe señora.

Conclusión; el trabajo está muy mal,jaja.

Marisa

martes, 12 de enero de 2010

Mi debut como taxista


Hay situaciones que difícilmente se olvidan. Mi primer servicio en el taxi es una de ellas. Tras solo dos o tres mañanas de aprendizaje, lo justo para aprender el funcionamiento del taxímetro, los suplementos, las tarifas y poco mas, y en un arranque de “ahora o nunca”, cojo el taxi. Tan decidida que incluso olvido en casa el carné de conducir. Acto seguido me dirijo a la parada de Martínez Tornel, una de las más céntricas y concurridas de Murcia.

Un solo hueco para aparcar, inicio las maniobras, que de una Parnet que conducía habitualmente a un Mercedes cambian un poco, (sobre todo eso del freno de mano de pedal) ¡Bien! Consigo meter el coche sin darle a los postes y tirar el tejado encima. Seis taxis delante de mí, tengo tiempo para relajarme antes de que llegue mi turno. O al menos eso creía yo. Porque de pronto se van todos y se sube una clienta a mi lado.

-Hola,
-Hola, vamos ahí mismo a coger unas bolsas y después a mi nueva casa que estoy de mudanza.

Me indica la calle, que en realidad no era una calle, sino un callejón curvo y sin salida. Mientras ella sube a su casa hasta diez veces y llena el maletero de bolsas de basura, yo estoy tan preocupada en como demonios voy a dar la vuelta al coche allí que olvido contar las bolsas para poner los correspondientes suplementos. Por fin lo consigo, la señora vuelve a subir al coche y me dice que vamos cerca del Hospital Morales Meseguer.

Al tiempo que le pregunto por donde prefiere que la lleve, de alguna extraña manera que no consigo comprender, ella me dice que por la Gran Via y yo ya había echado por Juan de la Cierva, ¡está en obras!, le digo, que por otro lado era cierto. Pero todo esto carece de importancia, lo verdaderamente fuerte llega cuando le pregunto como se llama la calle donde vamos y me dice que no lo sabe.

¡Pues estamos bien! Una que no sabe donde vive y la otra que no sabe por donde va, pensé. Por fin llego a la circular, tras dar una vuelta extra porque me equivoco y me meto por el interior, viene la pregunta;

- ¿le gusta este trabajo?
- Pues si le digo la verdad, es usted mi primera pasajera.

Su cara era un poema, y yo en un intento de calmarla le digo;

- Pero no se preocupe, no domino las calles pero conducir si sé, tengo el carné dieciocho años. ¡Quien me mandaría hablar!, precisamente en ese momento me dispongo a reducir, con los nervios meto cuarta en vez de segunda, la señora comienza a dar cabezazos a mi lado….por esto de que no había cogido ese coche nunca.

Tras varias vueltas la señora cree reconocer el portal donde se sitúa su nuevo hogar, yo respiro aliviada.

-¿Cuántos bultos lleva?
- Seis

¡Y una leche!, pienso yo para mi, pero a esas alturas que mas da, me dispongo a marcar los seis suplementos, imposible, ya había parado el taxímetro.

- ¿Qué le debo?
- Nada
-¿Cómo?
Pues eso, ¿Qué quiere que le cobre?, la he echado por donde no era, me he equivocado en la redonda, hemos dado mas vueltas que una noria….

La señora muerta de risa, porque no era para menos me abonó la carrera entera y encima me dio propina, supongo que por la panzá de reír, porque desde luego por la rapidez y eficacia del servicio no fue.

P.D. No teman subir a mi taxi que esas cosas ya no me pasan, ahora me pasan otras,jaja.

lunes, 11 de enero de 2010

Viaje a La Alcayna

Para quien no lo sepa, La Alcayna es una urbanización situada a las afueras de Murcia. Para comprender mejor los hechos que voy a relatar, tengo que contar que cuando sucedió, apenas llevaba unos días de taxista y sabía que la Alcayna quedaba más o menos en la salida de Molina Urbanizaciones de la A-30 pero que no había ido en mi vida. Era todavía cuando cada vez que estaba la primera en una parada me sudaban las manos y un nerviosismo se apoderaba de mí, de manera que ya no es que no supiera muchos lugares, es que me bloqueaba y los que sabía terminaba por no saberlos.

14.30 mas o menos de un día de Julio, unos 40ºC a la sombra aproximadamente, no hay que olvidar que estamos en Murcia. Se sube una señora y me dice; a la Alcayna, y ahí voy yo en un alarde de seguridad en mi misma que brillaba por su ausencia y le pregunto;
¿por la autovía o por Murcia?
Por Murcia, me dice la señora.

YO-¿sabe usted indicarme por donde?, es que soy nueva y no lo tengo muy claro.
ELLA-Pues mira no, es que normalmente vengo con mi marido y no me fijo.
YO-Pues si le parece bien, mejor espera a que venga otro compañero porque me temo que no voy a ser capaz.
ELLA- Si, tú arranca que ya verás como llegamos.

Llegar lo que se dice llegar, llegamos. No sin antes llamar a mi jefe para preguntarle, que con el manos libres activado no se le ocurre otra cosa que decir “¿la señora sabrá donde vive no?", yo pensé “tierra trágame”. Mi navegador particular (mi jefe), mas preciso que cualquiera de los que hay en el mercado me dió las explicaciones oportunas, (baches incluidos), el problema es que Murcia estaba en obras y solo una décima de segundo bastó para pasarme la salida que tenía que tomar y meterme en le Campus Universitario de Espinardo. Si antes había querido que la tierra me tragase ahora ya necesitaba una montaña. Inmediatamente el taxímetro parado,

YO; señora disculpe me he pasado
ELLA; tranquila no pasa nada
YO; ¿señora tenía usted prisa?
ELLA; No, ninguna, estoy sufriendo de verte a ti.

Cosa que no me extraña porque a pesar del aire acondicionado del taxi yo sudaba, no sé bien si del calor por la vergüenza o por qué. Pero al final llegamos, eso si, tras tres cuartos de hora. ¡Bendita paciencia la de la señora!, y luego dicen que no hay buena gente. Yo respiré, después de casi una hora sin poder hacerlo y el colofón fue la llamada de mi jefe; ¿Sabes volver o mando un taxi a que te busque?,jaja. ¡Toma castañas!

Marisa

sábado, 9 de enero de 2010

Ponga un rosario en su vida

Llevaba ya unas semanas conduciendo el taxi cuando me percaté de que en el habitáculo no había adornos religiosos ni de ningún tipo, pero ya tenía yo bastante con intentar aprender las calles y no olvidar poner el taxímetro como para preocuparme por eso.

Todo sucedió una mañana de sábado, era todavía temprano cuando subió una señora para dirigirse al Santuario de la Fuensanta, ¡que bien! pensé. El santuario está enclavado en un paisaje precioso, buena carrera para iniciar el día. Por el camino, casi llegando ya, la señora me indica que pare e invita a una amiga suya a subir al taxi para hacer el trayecto restante juntas. Nada mas subir al coche, la amiga me regala un rosario para el coche, ¿por qué no? es un servicio público sí, pero el coche lo llevo yo, (además el por qué si o el por qué no daría para otra entrada), de modo que cuando volví a la parada lo colgué en mi retrovisor. Contenta por el regalo y como mas protegida por aquello de que soy creyente y de la educación recibida seguí trabajando.

Llega mi turno en la Estación de Autobuses y suben un matrimonio de edad avanzada, procedentes de Mojácar y con destino a su hogar, la mañana era plácida y la vida bella, hasta que un camión invade mi carril, se lleva mi retrovisor derecho, el cliente exclama ¡esto lo sabía yo! y el camionero se baja con una sarta de insultos proferidos hacia mi por él y por su chati. La policía llega, me mantengo al lado del taxi, pero el policía busca al taxista, ¡pero si soy yo! Esto no me puede estar pasando, pero sí, me pasó.

Luego por la tarde, en un rato de ocio a la espera de que lleguen clientes, comento con los compañeros el hecho de que si antes me regalan el rosario, antes se me tuerce el dia. Y tras largas elucubraciones de unos y otros llegan a la conclusión del problema; que no le había rezao al rosario, si es que !!!manda huevos¡¡¡, así que ya sabe, ponga un rosario en su vida, en su coche, o donde quiera, pero no olvide rezar que luego pasa lo que pasa.


Marisa