lunes, 26 de abril de 2010

Nos vamos de excursión, que no todo va a ser trabajar



Crónica de un descenso por el río Segura.

Los que me conocéis, sabéis que tengo un historial de excursiones un tanto "peculiar". Desde irme a hacer una ruta por Ricote y aparecer por Mula, hasta hacer los cien metros lisos en Nerpio corriendo delante de un simpático burro juguetón. Porque de mi paso por las Vías Verdes no quiero ni acordarme,jaja. Y de los Poyos de la Mesa,jaja, agarrada a la raíz del pino y Vicente empeñado en que me comiera un mantecao.. y yo ¡que no me suelto!jaja. Pero si hay una excursión que se lleva la palma, es esta.

Sábado, un sol esplendido hace presagiar el principio de un buen día. Nos vamos a Calasparra, vamos a descender por el río hasta el Cañón de Almadenes. Hasta ahí todo bien, llegamos nos ponemos los chalecos salvavidas y embarcamos en lo que sería toda una aventura. Todos colocados en la barca, recibimos instrucciones del monitor. Básicamente era una;

"Cuando os diga que reméis, remáis".

Pero es aquello que comienzas a descender por el río, el paisaje te cautiva, te dejas llevar y la barca va con la corriente, nadie lo dice pero todos lo pensamos ¿para que vamos a remar?.

De pronto llega la primera curva, el monitor nos advierte, es la mas peligrosa y tenemos que cogerla bien. Bien, lo que se dice bien, como que no...jaja. La barca hizo algo raro, nos chocamos contra un árbol, nos dejamos media cabellera enganchada en las ramas que rozaban el agua, ahí fué donde comprendimos por qué había que remar. Así que nos pusimos a ello con ainco y conseguimos salir de esa curva y emprender nuestro descenso río abajo. A esto que escuchamos:

¡Ayudarme!

Sí, el caos no había terminado, el momento era para haber llevado una cámara de vídeo, el monitor en el agua, el remo en el agua, los críos descojonados, Pedro gritando ¡parar! ¡que se nos ha caído el hombre al agua!,jaja. Y mi amiga Toñi, pensando que eso formaba parte de la actividad,jaja. Pa habernos matao!!!!. Todavía no he podido parar de reírme del paseo, no dábamos pie con bola ni queriendo, a lo que ayudaba el buen humor del monitor, que a pesar del capuzón en las gélidas aguas y de que Toñi le decía;Confiesa ¿a que lo tenías preparado?,jaja, no perdió la sonrisa en toda la travesía. Eso sí, nos contó que era la primera vez en catorce años que había caído al agua y yo ya empiezo a pensar que a ver si es que soy un poco ceniza,jaja.

REFLEXIONES:

Que de 140 personas que hicieron el descenso el sábado, solo nosotros perdiéramos al monitor en la primera curva, jaja. Da que pensar...jaja.

Os dejo unas fotos

























viernes, 16 de abril de 2010

Adriano

Adriano es un señor mayor procedente de Sevilla que iba al Pilar de la Horadada a dar una sorpresa a un amigo mejicano que se encontraba en apuros. Estaba tan ansioso e ilusionado, que tras llegar a Murcia en el autobús a las 6 de la tarde, desde las 11 de la mañana que había salido de Sevilla, decidió que no esperaba la hora que faltaba para poder tomar el autobús hacía su destino y tomó un taxi, el mío.

El viaje con Adriano, aunque entonces yo no lo sabía, se convirtió en un resumen de lo que ha sido mi experiencia en el taxi durante estos meses. Hubo de todo, momentos entrañables, momentos de risas, momentos “tierra trágame”,jaja. Y no es que el viaje fuera muy largo, pero sí muy intenso. A ver si logro resumirlo sin que pierda su esencia.

Era verano, y por lo tanto poco trabajo, un viaje, por corto que sea, le alegra el día a cualquiera. Cuando eres novata piensas que para viajar hacen falta maletas. Con lo cual, la aparición de Adriano en el asiento del acompañante con un bolso de mano, ya fue, cuando menos, sorprendente.

-Al Pilar de la Horadada, (así, sin pestañear, jajá)

-¿le meto el bolso en el maletero?

-No, aquí va bien.

-Bueno, déjeme que se lo ponga aunque sea en el asiento trasero, que vaya usted más cómodo.

Ahora es cuando tengo que hacer un par de aclaraciones necesarias.

1º La primera advertencia de mi “jefe” era que los viajes se cobran antes de salir, con tacto, delicadeza y educación, pero antes de salir. Su teoría es que quien piensa pagarme, le da lo mismo antes que después. La mía que quien piensa atracarme, le da lo mismo en origen que en destino, jaja. Con lo cual, mi jefe me lo advertía todos los días pero yo, a día de hoy, sigo haciendo caso omiso, (es decir, ni puto caso). No obstante, cuando salgo fuera procuro hacérselo saber lo mas discretamente que puedo, así me quedo mas tranquila.

2º Mi antiguo móvil en mi antiguo taxi, solo funcionaba con manos libres cuando la llamada la hacía yo. De manera que si mi “jefe” necesitaba hablar conmigo, me daba un toque y ya le llamaba yo cuando podía. Y si necesitaba algo urgente o igual no quería que lo escuchara el cliente, insistía a sabiendas de que no llevaba manos libres,( pero esto ocurría pocas veces).

Dicho esto, retomo mi viaje con Adriano. Pongo rumbo al Pilar y a pesar de ser un abuelete, (en principio inofensivo), pienso rápido la forma de decirle a Pedro que me voy fuera de Murcia. La cosa tiene guasa, porque yo sabía ir al lugar y pensé que Pedro lo sabía y “Captaría” mi mensaje. Así que le llamo ya saliendo a la autovía con la excusa más tonta.

- Pedro, ¿para ir al Pilar de la Horadada es tal salida no?

- Allá que se pone a explicármelo y pienso

- ¡Pues no lo ha pillado!

Comienzo a subir el Puerto de la Cadena, el móvil se queda sin cobertura y Adriano comienza a hablar conmigo y a contarme que es ciego de nacimiento y transplantado de ambas corneas. Que se resistía a ser un inútil y a pesar de su problema visual, había hecho de todo en esta vida. Imagínense mi asombro ante tanta valentía, coraje y ganas de luchar.

Pasado el puerto, comienzan a entrarme mensajes de llamadas de mi “jefe”. Le llamo y me vuelve a explicar con detalle que salidas tengo que tomar para llegar al destino. No le culpo, tantas veces me había perdido ya por Murcia, que es lógico que se preocupara, si no véase “Viaje a la Alcayna”.

Le digo que lo tengo claro, que vale, que cuelgo. Estaba ansiosa por seguir escuchando a Adriano. Este sonríe, le hace gracia la preocupación de Pedro y sigue contándome su vida, que escucho atentamente.

A todo esto vuelve a sonar el móvil, pero esta vez con insistencia,

-Disculpe Adriano, es mi jefe

-¿Si?

-¿le has cobrado antes de salir?

-Sonrío y contesto; si.

-El otro me sonríe y me dice; no,jaja

-Pues vale

Y es que Pedro no podía saber que llevaba al lado una gran persona, de esas que le tomas cariño en los primeros cinco minutos, de esas que solo necesitas mirar a los ojos para saber que no va a salir corriendo sin pagarte. Yo soy donante de órganos, pero conocer a Adriano me produjo la satisfacción y el convencimiento pleno de serlo. Por eso este viaje es quizás lo mas bonito que me ha sucedido en el taxi. Le prometí a Adriano que si alguna vez escribía un libro, lo contaría. Esto no es un libro, pero aquí os dejo a Adriano de Sevilla. Llevarle a dar esa sorpresa a su amigo y ver la ilusión y el brillo del reencuentro en los ojos que un día alguien le donó, me marcó para siempre.

jueves, 15 de abril de 2010

jueves, 8 de abril de 2010

El cochero

Jueves santo, medio día, un cálido sol de una preciosa mañana en Murcia. Yo, trabajando, que hay que dar gracias a Dios por ello, con una sonrisa tan radiante como el dia.. Llego a RENFE y me aparco casi al final de la parada a esperar el TALGO Madrid-Cartagena. Coincido con dos compañeras, nos bajamos de los coches y nos vamos al principio de la parada. Allí tenemos dos bancos (de la paciencia), otro día contaré la historia de los bancos.

Una de las compañeras le dice a Salva, (otro taxista), que me cuente la anécdota del cochero, ésta no tiene desperdicio, de hecho le pedí permiso para contarla en el blog.

Imagínense la escena;

Parada de taxi de la estación de autobuses, mi compañero Salva el primero.
A todo esto que sale una señora y pregunta a voz alzada;

-¿Y el cochero? ¿Dónde está el cochero?
-Allá que va él, ni corto ni perezoso, se sube al techo del taxi y simula que arrea los caballos mientras le grita;
-¡Suba señora! ¡Que nos vamos!

Jaja, sí, totalmente verídico, Salva es capaz de eso y de mas, pero ahora viene la segunda parte.

Muerta de risa me encontraba yo .. Cuando oigo que me llaman del final de la parada, giro la cabeza y me veo un coche empotrado contra el mío. La parada de taxi de RENFE tiene dos carriles y uno central por donde salimos, al final, la parada hace curva y cuando está llena, como era el caso, en la curva el carril central se estrecha y se cierra.

Pues la buena señora se metió por la parada, que es dirección prohibida para particulares, a toda pastilla, y frenó con mi taxi. El seguro sigo sin saber si lo tenía en regla (mi compañía se está encargando) porque no llevaba ningún recibo y todavía estoy esperando que llegue la policía, que palabras textuales por tl “como no hay heridos, tómele los datos y los presenta a su seguro”

Resumiendo, dirección prohibida, colisión y sin seguro, para que la policía acuda hubiera tenido que llamar a Juan de la Vara, pero como no soy nada violenta, pues a comerme el pastel. Gracias a los compañeros que estaban allí.

Pero como dice Marco, a pesar de todo sonrío.. y me quedo con lo que me reí con la anécdota del cochero, que eso no me lo estropea nadie.